Un fascinante viaje al centro de la historia del entretenimiento electrónico, en tu propio idioma.

TEKKEN 2. Año: 1995. Casa: Namco.

Adoro los videojuegos de lucha y como no creo que sea ningún secreto, si os preguntan, podéis responder sin miedo: "Joder, sí, Carlos adora los juegos de lucha".

Para mí son como una especie de metáfora de la vida, ya sabéis: uno es el típico luchador guaperas de pasado desconocido, movido por la sed de venganza y todo eso y, sin embargo, sin saber muy bien cómo, está recibiendo una paliza del típico personaje GORDO DE MIERDA que no para de hacer todo el rato EL MISMO JODIDO MOVIMIENTO.

Así es la vida y así era exactamente Tekken 2, un videojuego que para mí llegó a ser como, no sé... ¿He dicho ya lo de metáfora de la vida?

Tekken 2, el abuelo de los juegos de lucha. El videojuego que relegó al Street Fighter II al status de fósil de mierda.

Un juego tan guapo en su día que podías tenerlo encendido en mitad de las fiestas.

Y digo fiestas con mesa de billar, música, barra de bar, alcohol, tías y sustancias prohibidas de aquí a un millón de años.

Y sin embargo, el juego quedaba bien, no desentonaba. Quiero decir que a nadie parecía molestarle tener aquello encendido y, de paso, organizar campeonatos de Tekken 2 con alcohol. Y las mujeres incluso masajeaban los hombros de los ganadores.

Eran otros tiempos, y en esos otros tiempos Tekken 2 era como, en fin, tampoco quiero parecer muy obsesionado pero para mí, en un mundo perfecto todo el mundo jugaría a Tekken 2, las familias se hipotecarían para comprar cosas como "La enciclopedia de movimientos secretos del Tekken 2, volumen 3" y los primogénitos nacidos cada año serían sacrificados en honor de Kazuya Mishima (y yo sería Kazuya Mishima).

O sea que sí, que soy un fan absoluto del Tekken 2, para qué seguir ocultándolo, y escribo este artículo desde la admiración y más que nada y entre otras cosas para agradecer a sus creadores los buenos momentos que nos hicieron pasar frente a este videojuego y su continuación, el Tekken 3. Gracias, tíos.

Gracias también a los incautos que tuvieron la osadía de retarme, por soportar mis combos internacionales, mis dragon punch y mi sentido cinematográfico del ritmo a la hora de molerles a todos la cara a palos.

Y gracias a Javi, por venir siempre a casa con algo como una botella de whisky, coca-colas, un CD de música que a nadie le gustaba salvo a él, y aquella tarde la Playstation de su hermano. Y gracias también a Jaime, el hermano, por cambiarme algo después esa misma Play con el Tekken 2 por una guitarra eléctrica (no sé si se nota pero a mí el Tekken 2 me tenía un poco emocionado).

Ah, aquellas interminables tardes en Urgel 253, bebiendo, fumando, escogiendo personajes al azar y escuchando a La Buena Vida.

Dos monigotes apenas tridimensionales enfrentándose en parajes interminables desolados de polígonos. Y, de tan escuálidos y simples, aquellos personajes no parecían personajes luchando, sino ideas, conceptos antagónicos condenados a enfrentarse, como el bien y el mal, la vida y la muerte, el día y la noche, Paul y Kazuya...

Había cierta belleza en las imágenes de Tekken 2, y en su música, y en la rivalidad y en la técnica que todo aquel ejercicio requería, pero no olvidemos lo más importante de todo, la ya clásica pregunta: ¿para ti cuál era la tía más cachonda salida del Tekken 2? Para mí que era Michelle pero para la gran mayoría indiscutiblemente era Nina.

Si quieres participar en esta encuesta, no te cortes para nada y mándame la tía del Tekken 2 de tu elección al correo electrónico que figura al final de la página.

CÓMO JUGAR HOY A TEKKEN 2:

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