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DALEY THOMPSON'S DECATHLON. Año: 1985. Casa: Ocean.

Son muchos los individuos que entrenan a diario para superar sus límites físicos y mentales y hacerse así merecedores de la gloria y el mérito deportivo, y de todo lo que ello conlleva (un maletín con un millón de dólares y un contrato para protagonizar una nueva campaña antidroga).

Pero el británico Daley Thompson - campeón mundial de Decathlon y ganador de dos medallas de oro en Moscú '80 y Los Angeles '84 - consiguió mucho más que eso. De hecho, Daley Thompson consiguió más de lo que ningún otro atleta había logrado antes, al inmortalizar su nombre e imagen en la portada de su propio videojuego.

Francis Morgan Thompson nació el 30 de Julio de 1958, fruto del matrimonio entre una escocesa y un nigeriano.

Ya a muy temprana edad, el joven Daley dio muestras de unas sorprendentes aptitudes físicas al destacar en todos los deportes que practicaba, lo que finalmente le llevó a especializarse en la prueba de pruebas: el Decathlon.

La primera participación olímpica de Daley Thompson en esta disciplina fue en Montreal '76, donde, con sólo dieciocho años, alcanzó un meritorio puesto decimoctavo.

Sus grandes éxitos deportivos no tardaron en llegar, y fueron tantos que la prensa británica llegó incluso a llamarle "Supermán" y "Hombre 10".

Fue a mediados de los años 80, tras ganar el oro en Moscú '80 y Los Ángeles '84, cuando Daley Thompson sorprendió a propios y extraños al anunciar su retirada de las pistas. ¿El motivo? Al parecer, el atleta, cansado de no hallar retos a su altura, quería probar suerte en el desafiante mundo de la programación de videojuegos con el que a la postre habría de ser su primer y, sin embargo, único éxito: Daley Thompson's Decathlon.

Desde luego, tratándose de una primera obra, a nadie extrañó que Daley Thompson's Decathlon resultara un videojuego autobiográfico, donde el jugador tenía que asumir el control del mismo Daley Thompson, en el típico juego de olimpiadas.

Todos conocéis la mecánica en este tipo de juegos: sacudir el joystick de un lado a otro con toda la fuerza de la que seas capaz, hasta que 1) te salten los ojos de las cuencas o 2) tu madre crea que te estás masturbando (lo primero que suceda antes).

Es cierto que Daley Thompson's Decathlon tenía muy buenos gráficos para la época, pero el tiempo pasa cruel e inexorablemente, y ahora podría decirse que son una puta mierda. Otro de los graves incovenientes de Daley Thompson's era el sonido. En general no era muy bueno, y ni siquiera era envolvente. Conclusión: también una mierda.

Estoy seguro de que a estas alturas más de uno de vosotros se estará preguntando: "¿Y a quién coño le importa Daley Thompson?"

Pues no a mí, eso está claro. Yo ya tuve bastante con su primer videojuego como para encima soportar la idea de que el tío tuviera el valor de hacer dos o tres más.

Menos mal que su carrera como programador terminó poco después. Yo creo que si Daley Thompson siguiera haciendo videojuegos en la actualidad, no sería capaz de ganarse la vida y acabaría tirado en la calle, pidiendo limosna y chupándosela a otros vagabundos a cambio de una manta agujereada o algo.

¡EH DALEY! Vaya mierda de videojuegos hacías, tío! Puede que corriendo y saltando fueras el mejor, pero tu software apestaba. Si de verdad quieres seguir programando, la próxima vez inténtalo con algo más en plan DALEY THOMPSON'S COUNTERSTRIKE.

CÓMO JUGAR HOY A DALEY THOMPSON'S DECATHLON: En la actualidad, Daley Thompson ha logrado rehacer su vida al margen de las computadoras, y no escribe una línea de código desde hace al menos varios años, lo que no ha impedido que siga siendo una de las figuras más odiadas en el mundo de la programación, junto a personajes de la talla de John Romero o Derek Smart.

Si quieres descargar en tu ordenador su obra más conocida, Daley Thompson's Decathlon, sigue este enlace, pero AVISO: el lugar al que vas es una FTP, así que yo de ti me pondría antes un firewall o una camiseta que te hiciera parecer un poco más hacker, o si no desde la distancia podrían hacer que el monitor de tu ordenador explotara sin hacerte daño, y luego se apagara por completo de repente, salvo por unos pequeños cables incandescentes que quedarían ardiendo y humeando unos segundos más, claro.