Agapito de Acanto, enviado especial a la península de Palene (Calcídica) - Si bien puede decirse que la rebelión instigada por Corinto y el pérfido Pérdicas de Macedonia, hoy por hoy está prácticamente sofocada, las tropas atenienses destinadas en Potidea al mando de Formión, hijo de Asopio, aún se encuentran lejos de volver a casa.
Y todo, sencillamente, porque los potideatas no avienen a rendirse, y eso a pesar de haber sido derrotados por el heroico Calias, hijo de Calíades, frente a las mismas puertas de su ciudad, a la vista de todo el mundo.
Ni siquiera el hecho de haber sido abandonados a su suerte por el corintio Aristeo, hijo de su padre Adimanto, parece haber minado la moral de los sitiados, que sobrellevan el bloqueo naval con notable entereza, rechazando hasta la fecha todos los intentos atenienses de tomar la muralla con proyectiles improvisados y algunos de los más elaborados insultos y apotegmas que este servidor haya tenido la desgracia de oír nunca en lengua doria.
con el desparpajo habitual que caracteriza a la soldadesca, hayan comenzado a referirse a todos sus líderes aquí en Potidea como los "ni puta idea", haciendo un juego de palabras que sin duda no se le escapará a los más sagaces.
En cualquier caso la lucha por el istmo continúa, aunque fuentes próximas a 'El Areópago' aseguran que de prolongarse por más tiempo la actual situación, los gastos de mantener el sitio podrían elevarse hasta los 1.000 talentos anuales, una cifra nada despreciable incluso para los cuentos de contabilidad mitológica a los que nos tiene acostumbrados la administración de Pericles.
Es como si, de algún modo, los pobres infelices que permanecen cercados ahí dentro esperaran ver reeditado el milagro que ya salvara a su ciudad de las tropas del rey Jerjes, cuando una gran ola enviada por el mismo Poseidón ahogó a las huestes del persa.
Si a esta suerte de delirio peninsular le unimos la constatación de que nuestro estratego Arquestrato no es precisamente ningún Odiseo, y que Formión resultará una autoridad en corrientes, vientos y navíos, pero lo que es de poliorcética no tiene ni la más remota idea, podrán imaginarse cómo está el panorama aquí.
No es de extrañar, pues, que algunos de nuestros hombres, cansados del deficiente suministro, y
En la batalla recién librada por Potidea ha fallecido al frente de sus hombres el esforzado Calias, hijo de Calíades, junto a otros 150 valientes de nuestra polis. Hombre de confianza de Pericles y discípulo de Zenón el eleata - a quien se dice que llegó a pagar 100 minas por sus enseñanzas -, Calias es recordado por promover durante la crisis corcírea del año pasado sendos tratados de alianza entre Atenas y las polis de Regio y Leontino, y aunque...
Alcibíades posa para sus fans junto a un ejemplar reciente de 'El Areópago', justo antes de pedirnos prestadas cinco dracmas.
Desde que hace un mes llegó la noticia de que el joven Alcibíades resultó herido en combate, las mujeres en Atenas no han hecho otra cosa que suspirar tontamente y organizar filas de suplicantes frente a los templos, bloqueando con ello todos los accesos a la Acrópolis, e impidiendo así, con su coro de lastimosos “¡Ay!”, cualquier intento de conversación civilizada. Hasta hoy. Porque 'El Areópago' está por fin en disposición de ofrecerles la prueba definitiva de que Alcibíades se encuentra sano y salvo, e impaciente por reincorporarse cuanto antes junto al resto de sus compañeros a los rigores y disciplina de la vida militar.
'El Areópago' ha viajado hasta el campamento ateniense donde el ídolo juvenil se recupera de sus heridas, para mantener con él la charla que reproducimos fielmente a continuación:
Pregunta. Antes de nada, Alcibíades, y para tranquilizar a todos tus seguidores: ¿Cómo te encuentras?
Respuesta. Estoy bien, gracias. De fábula.
P. ¿Es cierto que te hirieron en la batalla a las afueras de Potidea y que estuvieron a punto de matarte?
R. Bueno, en realidad yo no diría tanto. Es cierto que me hirieron, pero apareció Sócrates para mantener a raya a los putidiotas.
P. Er... "Potideatas". ¿Te refieres a Sócrates, el hijo de Sofronisco?
R. Sí, a mí también me sorprendió verme en medio de la pelea rescatado por un tipo que iba descalzo. Y yo prefiero decir "putidiotas" o "puti-putis". Una vez los matas puedes llamarlos como te dé la gana.
P. Alcibíades... Algunos comentaristas en Atenas te han definido como el epítome de lo moderno, dictas desde hace años lo que está o no de moda, por ejemplo: Aprender la flauta, a la mierda. ¿Qué es lo que más echas de menos aquí, en el bárbaro norte, a miríadas de estadios de distancia de nuestra resplandeciente polis?
R. La verdad es que me adapto rápido a cualquier sitio y ni te imaginas lo bien que saben divertirse aquí, "en el bárbaro norte". ¿Qué echo de menos de Atenas? Te diré lo que no echo de menos: sus malditas hermas.
P. ¿Y qué pasa con nuestras sagradas hermas, si puede saberse?
R. Pues para empezar que son bloques de piedra con cabeza, pene y testículos... Coño, ¿a ti te parece normal tener algo así plantado a la puerta de casa?
Y no es como si las hijas de puta no estuvieran por todas partes: barrios, caminos, esquinas... Literalmente toda Atenas está sembrada de hombres sin piernas ni brazos, con la polla tiesa al aire y mirando a la gente, como diciendo: "¿QUÉ?"
¿A qué mierda de tarado se le ocurriría algo así? Es ridículo! Mis amigos y yo siempre estábamos hablando de coger un día el carro e irnos por toda el Ática a tumbar penes de piedra a golpe de garrote. Sería cojonudo.
P. ¿Es eso lo que planeas para tu vuelta? ¿Salir con tus amigos a hacer el hermocópida?
R. Jaja no, qué va, para nada. Estaba de coña, tío. Además que lo de las juergas se acabó para mí, y va en serio. He dejado la bebida, las hetairas, los vapores... Estoy limpio. El ejército me ha reformado: Un hombre nuevo y todo eso. Atenas puede confiar en mí.
P. Pues no sabes cuánto nos alegra oírte decir eso, Alcibíades, de verdad. Ya casi para acabar: ¿Qué consejo le darías a los jóvenes que estén a punto de seguir tus pasos y unirse al ejército?
R. Que consigan un caballo. A la guerra hay que ir en caballo.
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Atenas - Partidarios del Partido Demócratico de Pericles irrumpieron anoche en un simposio por la paz en el que al parecer estarían presentes los próxenos de Corinto, Tebas y Esparta, extremo que al cierre de esta edición no ha podido ser confirmado.
Los exaltados, que actuaron en todo momento con total impunidad, amenazaron con el ostracismo a los allí reunidos sin excepción para, acto seguido, darse a la fuga y dispersarse a la altura del demo del Cerámico, no sin antes proclamar al unísono: "¡ESPARTANOS, HIJOS DE PUTA!", en un alarido, a las cuatro de la mañana, que debió retumbar por toda la Hélade.
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Probablemente no fueran más que unos gilis con un par de escudos oblongos haciendo el mariquita, pero habida cuenta del dilatado historial de roces entre la Beocia y nuestros amigos de Maratón, hemos creído oportuno informarles: Según recoge la agencia Phi de noticias, varios pastores platenses habrían avistado en las últimas noches a un grupo de tebanos armados pidiendo indicaciones.
"Serían unos 6 o 7 y parecían muy perdidos. Un poco maricones ellos". "Lo mejor es follarse a una oveja o una vaca", añadió otro. En fin, el antiguo vicio cretense. Por eso no hemos sabido qué credito concederle al...